Pero hay, además, mensajes que jamas serán dichos, aunque se tengan las palabras.
Hay mensajes que no son apropiados para la ocasión. Porque no serían entendidos o bien recibidos. O simplemente porque uno no tiene la confianza de decirlos.
Por ejemplo, es difícil hablar a la gente sobre cosas que aún no puede imaginar. Puede ser difícil expresar algo que desafíe a una autoridad. Puede dejarse de lado la verdad por pensar que no la apreciarán.
Por ejemplo, es difícil hablar a la gente sobre cosas que aún no puede imaginar. Puede ser difícil expresar algo que desafíe a una autoridad. Puede dejarse de lado la verdad por pensar que no la apreciarán.
Cuántos mensajes, se podría preguntar, jamas han sido expresados porque no ha habido el ambiente propicio.
Aunque existan las palabras para decir algo, el ambiente también determina si se puede decir.
Cada ambiente tiene un conjunto de mensajes que es más probable expresar allí. Aunque en teoría pueda ser dicho cualquier mensaje, en realidad el conjunto de los mensajes probables puede ser muy reducido. El ambiente podría ser considerado parte del lenguaje.
Aunque existan las palabras para decir algo, el ambiente también determina si se puede decir.
Cada ambiente tiene un conjunto de mensajes que es más probable expresar allí. Aunque en teoría pueda ser dicho cualquier mensaje, en realidad el conjunto de los mensajes probables puede ser muy reducido. El ambiente podría ser considerado parte del lenguaje.
Lo bueno es que si un mensaje no puede ser expresado aún, en nuestro lugar o nuestro tiempo, podemos escribirlo. Y dejar que viaje con el viento hasta que encuentre el ambiente propicio. Como una semilla que encuentra buen suelo.