Supongamos que los fantasmas existen. Supongamos que tenemos un alma inmortal. Supongamos que lo que pensamos e imaginamos influye en el mundo físico. A ver a dónde nos conduce. Si algo no es verdad, aparecería algo que no corresponde.
Así ha avanzado la ciencia. Proponiendo que la tierra no es plana. Que el sol no gira en torno nuestro. Que hay seres pequeños invisibles que nos producen enfermedades. En un tiempo sonaban absurdos y ahora es sentido común.
Así que es saludable que tratemos con respeto también a lo absurdo. Nunca se sabe.
Así que... suponiendo que nuestros pensamientos pueden influir el mundo físico, los conjuros vendrían a ser herramientas mentales cuyo uso mejora con la práctica.
Un cuento o una canción puede ayudar a ir formando eso en nuestras mentes.
Qué tan inofensiva es ahora la música que escuchamos. Qué tan buena la canción con que arrullamos un bebé. Y los cuentos, y las historias donde aprendemos a forjar armaduras, espadas, escudos...
Si fuera cierto, y lo supiéramos, y quisiéramos manipular a la gente, la educaríamos de cierto modo, y continuamente ocuparíamos su mente con ciertos mensajes.
Pero nada de eso está pasando ahora, como para indicar que alguien lo sabe... No es así?