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2009/12/09

Hallando el camino (2)

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Antes, hace mucho, mucho tiempo, cada persona tenía que cuidar de sí misma. Conseguir comida, buscar un refugio, hallar un camino. Hacer posible cada cosa que necesitaba.

En cierto momento, varias personas aprendieron que podían distribuirse estas actividades, de modo que podían especializarse en hacer un tipo de cosas. Alguien reunía materiales, alguien construía, alguien procuraba la comida, alguien construía el refugio. Y todos vivían.

Algunas personas aprendieron a conducir a otras. Y las otras aprendieron a dejar ciertas decisiones a sus líderes.

Mucho tiempo después, ahora, nos encontramos dependiendo de la dirección de otras personas para poder vivir y, cuando intentamos vivir por nuestra cuenta, es tan difícil y no sabemos por qué.

Sin embargo, llegado el momento, todos tenemos la capacidad de ocuparnos de todas las cosas que necesitamos. Es sólo que esperamos que alguien nos diga qué hacer, porque estamos acostumbrados a vivir así.

Dite a ti mismo que no hay nadie. Nadie tiene la solución a tus problemas. No hay camino hacia allá. Entonces quizás sientas que surge de ti un espíritu capaz de contemplar la situación en que estás y hacerse cargo.

Es como una personalidad alterna, y posiblemente necesaria, que puede surgir cuando sentimos la urgencia de sobrevivir y no tenemos otra opción que nosotros mismos.
Es una conciencia que nos contempla desde arriba, desde donde podemos decidir mejor qué hacer y a dónde ir.
Luego bajamos y somos nosotros mismos. No podemos estar arriba y abajo a la vez.
Para comandar nuestra vida requerimos una personalidad mayor que para desarrollarla. Ambas tienen su tiempo y su espacio.

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