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2013/04/25

Los mensajes que nos damos

Antes, para dar el ejemplo de lo que no se debía hacer en una comunidad, castigaban a alguien de modo tal que el mensaje fuera lo más fuerte posible y se propagara lejos, tanto en distancia como en tiempo.

Quizás no sea tan importante lo fuerte que sea el castigo, sino el mensaje. No es el "esto le pasa a los que hacen X" sino "hacer X no es bueno" lo que le daba eficacia al acto.

A los "malos" no les afecta mucho las amenazas, pero los "buenos" sí asimilan bien los ejemplos. Entonces, siendo los "buenos" el auténtico publico del escarmiento, el uso de una fuerza impresionante quizás haya sido más para transmitir el mensaje "te protejo".

En tiempos modernos, cuando los medios de comunicación informan sobre actos violentos y sus víctimas, producen la figura del ajusticiamiento pero a la inversa. Para los buenos están difundiendo el mensaje "no estás protegido". A los "malos" les dice "es posible hacer X".

Y, en contraste, cuando informan de la pena destinada al culpable, es todo tan civilizado y limpio, en comparación, que el mensaje, para los que siguen siendo el principal público, los "buenos", es "los malos sí están protegidos".

Esos mensajes se propagan a diario. Puede hacer el ejercicio y contar las noticias y el mensaje esencial que cada una transmite a los "buenos" y "malos". Luego de un tiempo, quizás ya no encuentre sentido aceptar las noticias que nos gritan a todo color, sino buscar aquello que nos informe, y nos permita hacer algo constructivo si está a nuestro alcance. 

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