Buscar

2012/02/19

No solo por sexo

Cuando una persona muere, lo que las demás personas lamentan de su partida es quién fue para ellos.
Sus relaciones familiares, su amistad, si tuvo fama y alguien lo conocía, si hizo muchas o pocas cosas para los demás.

Casi nadie parece preguntarse quién era esa persona más allá de las consideraciones sociales. Qué pensaba del universo, de su vida. Si era felíz. Qué le gustaba. Qué amaba. Quién era para sí mismo.

Hace unos días murió la cantante Whitney Houston, en la víspera de la entrega de los premios Grammy, que ella misma había ganado muchas veces. En los últimos años, sin embargo, su carrera pública parecía haber declinado, entre crisis personales y rumores de adicción a las drogas.

En una entrevista para la promoción de su última gira, "Nothing but Love", dijo alguna cosas sobre lo que pensaba de la industria musical:  "... la música no ha cambiado, la gente ha cambiado... creo que la música es un regalo del cielo... hoy la gente se ha convertido en actores musicales vestidos con trajes de Halloween interpretando roles muy específicos..."

Tal vez prostituirse no tiene que ver necesariamente con sexo. Tal vez es hacer lo que te pidan, sacrificando lo que eres, por dinero.

Como en la música, con cantantes disfrazándose simplemente para gustar al público, a pesar de que no lo quieran hacer. Dejando de expresar lo que sienten para expresar simplemente lo que les puedan comprar.

Las disqueras, las editoriales, las distribuidoras, y las entregas de premios, sirven como sistemas de selección que permiten prosperar aquellas cosas que más agrade al público (o que nos digan que nos debe agradar más). Sí: una vez que aceptas el sistema, te prostituyes. Por eso hay actores que no aceptan un Oscar, y cantantes que no quieren un Grammy. Porque aceptar un premio puede ser como si después de hacerle el amor a quien amas te diera unos billetes. No quieren que luego los obliguen a aceptar los billetes por hacer algo que no aman.

Antes, la gente intercambiaba el fruto de lo que hacía por otras cosas que necesitaba o le gustaba. En algún momento, alguien dijo que el deber hacia el trabajo estaba por encima del deber hacia uno mismo. Suena virtuoso, pero luego se empezó a llamar trabajo a cualquier cosa que alguien quisiera obligar a hacer.

Ahora, mucha gente se cambia a sí misma, renuncia a lo que es para poder cambiarse por dinero.

Irónicamente, a veces la gente llama puta o pendejo a quienes se atreven a desafiar ese comportamiento y tratan de ser fieles a sí mismos pero no son comprendidos. Simplemente por no encajar.

En todas las profesiones la gente ha llegado a callar lo que es, a dejar de hacer lo que piensa es lo mejor y hacer simplemente lo que el cliente les pide. Lo que sea. En qué nos hemos convertido.

Hagamos algo al respecto.

Archivo del Blog

Siga este Blog