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2010/11/18

La mejor competencia

El mundo nos enseña que debemos derrotar a otro para poder ganar.

Como si fuera la única forma, como si fuera la mejor opción.

Aprendemos a envidiar los triunfos ajenos, los halagos que hacen a alguien más, los reconocimientos que otros logran. Los quisieramos para nosotros. Y si los apreciamos, es sólo para que sigan valiendo así para cuando los podamos tener. Y si no lo logramos, quzás lo hagan nuestros hijos, o nuestros amigos, o nuestros compatriotas. Alguien que, desde el podio de los ganadores, nos dedique la sonrisa que nos haga sentir que también ganamos.

Pero todo es ilusión. Es una vida de esclavitud. De estar pendiente de lo que los demás piensen o hagan, para complacer sus juicios o para superarlos. Sufriendo en una guerra sin fin, que siempre sentirás perdida, aunque los demás te digan que has ganado.

La mejor competencia es la que uno puede hacer consigo mismo. Quién eres cuando nadie te ve. Cuando no tienes que demostrar nada a nadie. Quién sientes dentro de ti que eres. Comprender que, no importa que nadie entienda tu valor, ni tus actos, ni tus palabras, ni tu vida, si lo que tú haces lo haces sinceramente para tí mismo. Si compites contigo para ser mejor ante ti mismo, no hay nadie más que te pueda derrotar, siempre ganarás. Verás los logros de otros con otros ojos. Sonreirás sin compararte. Porque lo hiciste mejor, para ti. La mejor competencia.


Crédito de la imagen Box Dog Bikes Journal

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